Ubicada en el casco histórico de un pueblo en la Sierra entre Segovia y Madrid, esta casa, moderna y rústica al mismo tiempo, ocupa la huella de un antiguo pajar. El proyecto parte de una geometría en planta ya predefinida, debido a la restrictiva normativa urbanística de casco histórico del municipio: para mantener el volumen principal al fondo de la parcela, precedido por un jardín que lo oculte de la calle, debía hacerse una prolongación hasta la línea de facha en forma de brazo. Fue así como se decidió optar por un esquema en dos volúmenes funcionales y con tamaños distintos: el primero, más grande y alto, orientado a sur al fondo de la parcela que alberga el programa residencial; el segundo, más bajo y alargado, orientado a este (y por tanto ideal para las tardes de verano y las mañanas de invierno) que alberga un cenador conectado al volumen principal mediante la cocina. El cliente mostró clara predisposición hacia un proyecto eficiente, optimizado para las condiciones climáticas extremas donde se emplaza, aislado e impermeabilizado del terreno, con materiales de la zona pero líneas de diseño modernas. La vivienda está condicionada por el encajonamiento entre los muros medianeros de las viviendas colindantes, que dejan una sola fachada con vistas al exterior. Es por ello que se realiza una distribución sencilla, compuesta por una banda principal en fachada, amplia y luminosa, donde se ubican las diversas estancias vivideras, y una banda trasera de distribución o programa pequeño. En planta baja se encuentra un salón abierto a la cocina en formato open.space, con grandes ventanales hacia el jardín. La ventana enmarca una perspectiva en fuga, acentuada por la hilada de los pórticos del porche que flanquean el jardín. Este efecto incrementa de manera notable la percepción del tamaño de este espacio. En la banda posterior se ubican el un baño y un cuarto técnico, así como el núcleo de escaleras y un pequeño distribuidor con armarios para almacenaje. En planta alta un corredor trasero conduce hacia las tres estancias, todas abiertas a sur hacia el jardín. Una de ellas es una sala de teletrabajo. Cuenta también con un espacio para hacer deporte, un baño y zona de almacenaje. El cliente, acostumbrado a los inviernos gélidos del pueblo, deseaba una vivienda cálida y sin puente térmicos. La vivienda cuenta con placas fotovoltáicas, recuperador de calor, sellado Passivehouse, aislamiento de alta densidad, forjado sanitario para aislar del terreno, carpinterías de PVC de alta gama con una transmitancia de 0,73 W/m2K, vidrios con cámara de argon y radiadores de bajo consumo, lo que la convierte en una vivienda altamente eficiente. Las aperturas se han calculado y optimizado para aprovechar al máximo la luz a la vez que la energía solar en invierno, adaptándola a su vez a la incidencia de los meses estivos. A nivel estético, yuxtapone un volumen abierto, pequeño y de entramado robusto de madera tradicional, a un volumen de proporciones cuadradas, horadado por amplios huecos de ritmo marcado y revestida en piedra de la zona. Se sigue por tanto la línea general de segoviArquitectura, donde se busca la reinterpretación de lo tradicional mediante una línea más geométrica, pura y moderna, jugando con la contraposición de estilos y fomentando el protagonismo de ciertos encuadres.